A pesar de haber nacido a más de 17.000 kilómetros de distancia, Brad Newley es ya un canarión más.
Desde que llegara en el verano de 2012, el alero australiano se ganó la simpatía de la afición con su entrega y dedicación. Y, a los pocos partidos, se ganó también el cariño y el respeto para siempre.
Más de 100 encuentros defendiendo y sudando la camiseta amarilla el avalan, y el jugador de Adelaida, Australia, volverá a ser uno de los estandartes del equipo amarillo el próximo curso. «Mi familia y yo estamos muy felices de poder volver a la isla» comentó Newley, que se encuentra en su país natal descansando unos días antes de empezar los entrenamientos con el combinado nacional. «Es el mejor lugar para nosotros, nos sentimos muy queridos y tenemos muchas ganas de estar allí de nuevo.»
Brad Newley protagonizó una de las historias para el recuerdo del Centro Insular de Deportes, el anterior hogar del Herbalife Gran Canaria. Era la Jornada 2 del curso 2013/14 y el equipo amarillo caía al descanso ante UCAM Murcia. A pocos minutos de que se reanudara la acción, Brad Newley llegó volando en un taxi tras pasar la noche en vela en el hospital viendo cómo su mujer daba a luz a su primera hija, Beth Rosa. Ni corto ni perezoso, no solo se enfundó la camiseta amarilla, sino que entró a la pista y se convirtió en un factor clave en la remontada claretiana.
Newley ha sido parte de los tres mejores años de la historia del club. Jugó las semifinales de Liga Endesa y Copa del Rey en 2013; ayudó a conseguir el récord de triunfos en fase regular en 2014; y hace unos meses se colgó la medalla de plata de la Eurocup. «Año a año hemos ido mejorando con ambición y entrega» explica, mientras que añade que «espero que podamos seguir haciendo historia con nuestro gran club.»