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Esfuerzo sin recompensa en el Carpena (94-87)

Los amarillos, con tres bajas, plantaron cara a Unicaja y llegaron a los momentos finales con opciones de triunfo.

Los de Luis Casimiro se enfrentaban a unos de los retos más difíciles del curso. Tocaba visitar el Carpena, una pista en la que no se gana desde el curso 2010-11, para medirse a un Unicaja en alza con hasta tres bajas. Ni Oriol Paulí, ni Eulis Báez ni Albert Oliver se desplazaron a la ciudad andaluza y el técnico manchego tenía ante sí un partido de dificultad máxima con solo nueve jugadores profesionales en liza.

Y lo cierto es que el Herbalife Gran Canaria firmó un arranque de partido muy serio y trabajado. Unicaja se jugaba su presencia en la Copa del Rey y, como era de esperar, llevó la voz cantante en los compases iniciales. Anotó Waczynski dos tiros libres en el primer ataque cajista y luego Nedovic clavó un triple para estirar la ventaja local. Gal Mekel dirigió con acierto una semana más al equipo, consciente de su vital importancia. Ya no solo por la ausencia de Oliver, sino también por la de Paulí, que hacía las de base durante muchos minutos de la rotación claretiana. La salida amarilla fue tan sobresaliente que llegados al ecuador del cuarto, mandaban en el marcador (13-14, minuto 5) tras un mate de un acertadísimo Luke Fischer.

Respondió rápidamente Unicaja con un parcial de 7-0 comandado por Sasu Salin. Los puntos de banquillo de los Joan Plaza parecían ser el factor determinante del encuentro, pero Herbalife Gran Canaria mantuvo con enterza su postura en el partido. Con las torres Pasecniks y Balvin en pista, los isleños fueron capaces de encadenar varias acciones defensivas de mérito para evitar la marcha en el electrónico de los locales. Al término del primer cuarto, la diferencia era solo de una canasta (22-20).

Siguió trabajando con paciencia en ataque el Herbalife Gran Canaria. Gal Mekel seguía sumando minutos en pista y empataba el choque con una buena acción individual. El Unicaja también lograba anotar, pero el esfuerzo claretiano era loable. Dos mates consecutivos de Rabaseda y Balvin (24-26, minuto 13), el segundo a pase de Mekel, permitían a los de Casimiro tomar ventaja. Una renta favorable que llegó a ser de cinco puntos con un triple del base israelí y una canasta del pívot checo (26-31, minuto 15).

A pesar del acierto de los pívots amarillos, la segunda unidad de Unicaja resultó ser letal para un Herbalife Gran Canaria que solo contaba con cuatro jugadores profesionales en el banquillo. Un parcial de 6-0 con un gran Shermadini daba la vuelta al encuentro, pero replicaba rápidamente Rabaseda de tres. Los cajistas empleaban una presión a toda la pista que ahogaba al equipo visitante, y poco a poco fueron incrementando su ventaja gracias al trabajo en el tablero claretiano; al descanso, el Granca había concedido seis rebotes en su propio aro. Al descanso, Unicaja mandaba por cinco (47-42).

Contra viento y marea

No pareció pagar el esfuerzo extra el equipo claretiano. A pesar de contar con una corta rotación, los de Casimiro siguieron peleando y haciendo su baloncesto ante un Unicaja que mandaba en el marcador pero que no lograba distanciarse. La renta malagueña alcanzó los siete puntos antes de que Mekel anotara y Aguilar, tras una recuperación, sumara una acción de dos más uno (56-54, minuto 25) que apretaba el choque más que nunca.

Sin embargo, como sucedería en casi todos los momentos importantes del encuentro, Unicaja halló su ritmo cuando más lo necesitaba. Se encomendó a un inspirado Nemanja Nedovic, jugador diferencial en Europa, para abrir nuevamente brecha en el marcador. El Herbalife Gran Canaria pecó de ansia en determinados momentos de la tarde y eso, en el Carpena ante Unicaja, se suele acabar pagando. Los malagueños recuperaron los siete de diferencia con un triple de Carlos Suárez. La renta aumentó hasta los nueve tantos tras una de las muchas pérdidas del Granca en el tercer acto. Unicaja dominaba con cierta autoridad pero el marcador no acababa de mostrar una diferencia abismal. La ventaja andaluza alcanzó los dobles dígitos pero los grancanarios mantenían sus opciones intactas a falta de un cuarto (74-66).

Era difícil, pero tal y como estaba transcurriendo el partido, cabía esperar que el Herbalife Gran Canaria encadenara algunas acciones positivas en algún momento del cuarto período que le permitieran acercarse en el marcador. Y, de hecho, sucedió en más de una ocasión. Salió fuerte Unicaja volviendo a disponer de diez puntos de ventaja, pero los de Casimiro en ningún momento le perdieron la cara al encuentro y llegados al ecuador del cuarto, una canasta de DJ Seeley ponía a cinco a los amarillos.

Sasu Salin respondió cuando más lo necesitaba su equipo con un triple. El escolta finés fue, junto a Shermadini, uno de los jugadores más importantes en el triunfo local. Cuando parecía todo escrito, un triple de Nicolás Brussino (86-82, minuto 38) hacía saltar las alarmas del Carpena. Pidió tiempo muerto Joan Plaza pero no sirvió de mucho, pues una buena presión en el saque de fondo permitió a los grancanarios recuperar la posesión. El saque isleño, a dos minutos y medio del final, llegó a manos de un Marcus Eriksson gris que no dudó en levantar un tiro forzado que besó el hierro.

Quizá la historia hubiera sido diferente si ese tiro, o esa posesión, hubiera tenido un desenlace diferente. Pero Unicaja, con ventaja y el tiempo a su favor, gestionó los instantes decisivos de manera correcta para llevarse un triunfo que les confirma como uno de los equipos de Copa del Rey. El Herbalife Gran Canaria cierra así la primera vuelta con un balance de 9-8.

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