El conjunto claretiano superó claramente al Enel Brindisi alcanzando la centena de puntos con un juego espectacular.
Aíto García Reneses dispuso en pista un quinteto inédito con la inclusión de Pablo Aguilar como ala-pívot. Además, Xavi Rabaseda repitió titularidad con Brad Newley saliendo desde el banquillo. Pero en la actual dinámica claretiana, parece importar poco quién salga de inicio. Lo haga quien lo haga, lo hace con una intensidad asfixiante que hace difícil al equipo rival meterse en el encuentro.
No obstante, el conjunto italiano logró anotar en los primeros compases de encuentro. Banks desde el exterior, y Kadji con su polivalencia interior, demostraban que Enel Brindisi no venía de vacaciones al Gran Canaria Arena. En esa tónica estaban también los aficionados transalpinos desplazados hasta la isla, que animaron desde el comienzo.
La locura que surgió en Liubliana
Enel Brindisi luchaba, pero en poco tiempo se vio sobrepasado por el acierto claretiano. Los tiros no dejaban de entrar y Alen Omic se erigía en jugador clave. El pívot esloveno convirtió seis de los primeros diez puntos isleños. Luego surgió Kevin Pangos, que anotó cinco tantos de manera consecutiva, y asistió al propio Omic para que colocara diez de diferencia (17-7, minuto 6).
La afición ovacionaba a Omic cuando este era sustituido por Sitapha Savané. Las rotaciones de Aíto resultaron infernales para un Enel Brindisi incapaz de responder al dominio aplastante del rodillo que supone el Granca cuando las piezas encajan. Y cómo encajan cuando está Sasu Salin en pista.
El finés saltó con hambre, como lo hace siempre, y encima lo hizo con acierto. El escolta logró ocho puntos consecutivos con dos triples para poner un mundo de por medio. Él y Omic, en un primer cuarto descomunal de los que ya protagonizaban en Liubliana cuando compartían equipo en el Union Olimpija, rompieron el encuentro (31-13).
Las diferencias rondaron la veintena de puntos durante bastantes minutos, pero Enel Brindisi subió el listón defensivo, dejando menos espacios al hombre. En ataque se ampararon en Kadji y Banks, que con acciones individuales en las que explotaban sus condiciones físicas lograban ponerse a doce puntos.
En esas sucedió el momento cumbre de la noche. Oriol Paulí, con minutos desde el inicio del cuarto alternando las posiciones de base y alero, rompió a su defensor en el perímetro y penetró con fuerza por el carril central para colgarse violentamente a dos manos. La afición, metida de lleno desde el primer cuarto, gritó el mate con pasión para tumbar la reacción visitante.
El Enel Brindisi, eso sí, siguió encontrando maneras de anotar para que el marcador no fuera muy abultado. Al descanso, habían logrado recortar tres puntos con respecto al primer cuarto (50-35).
Emperador Suso
La salida de vestuarios tras el intermedio fue una declaración de intenciones. Kyle Kuric y Sasu Salin juntos para que, cómo no, anotaran cada uno un triple para abrir el parcial. Pangos, que apenas cometió un error durante la noche, ayudaba a aumentar la renta anotando, asistiendo, y dirigiendo con autoridad absoluta al equipo.
Pero el hombre del tercer acto fue Sasu Salin. Cierto es que Brad Newley logró anotar siete puntos y, una noche más, puso todo el corazón en cada balón que pasó por sus manos, pero el escolta finés acabó siendo ovacionado con sus triples. Hasta seis había convertido a falta de un cuarto entero.
Un triple suyo cerraba el tercer período para situar la diferencia en veinticinco, la más grande de la noche (77-52).
El último cuarto no tuvo mucha historia. Solo la de ver a Oriol Paulí ejerciendo de base al cien por cien, sin el acompañamiento de Oliver o Pangos. Y cómo ejerció. El catalán machacó de espaldas, asistió a una mano por detrás de la espalda,… Y todo de cara. El de Girona protagonizó la segunda mejor jugada cediéndole una bola a Xavi Rabaseda, que finalizó con mate.
Al final, fiesta absoluta en Eurocup con 103-76 como marcador final.