El conjunto amarillo hizo algo que ningún equipo de Liga Endesa hacía desde finales de 2015: derrotar al Real Madrid en su feudo.
El calendario depara una semana de aúpa para un Herbalife Gran Canaria con cuatro exigentes compromisos en apenas siete días, pero lo cierto es que en lo que respecta a la preparación para el choque del WiZink Center contra Real Madrid, Luis Casimiro pudo tener tiempo para orquestar diversas situaciones en la isla con sesiones diarias.
Y se notó. Sobre todo la concentración y la intensidad de un grupo herido por la dura derrota copera ante Valencia Basket y con ganas de reivindicarse. El escenario era el más difícil pero, al mismo tiempo, el más propicio para demostrar la valía del equipo. Darko Planinic fue titular y el croata se convirtió en el foco de atención de los ataques claretianos. Suyos fueron los primeros cuatro puntos y en defensa hizo también un buen trabajo. El Real Madrid no podía anotar con facilidad debido a la buena actividad de manos y en los bloqueos del conjunto isleño, y vio cómo poco a poco la diferencia iba aumentando. Kuric anotó el primer triple de la tarde y mostró el camino a sus compañeros. El vendaval era absoluto y se sumaba a la fiesta Royce O’Neale. Una canasta suya forzó el tiempo muerto de Pablo Laso, pero respondió al mismo con un triple (4-19, minuto 6) que dejaba un marcador para el recuerdo amarillo.
La reacción blanca era inevitable y llegó en las manos de Jonas Maciulis. El esfuerzo bajo los tableros del lituano permitió al campeón de Copa del Rey sumar unos puntos más que necesarios antes del término del primer cuarto, al que se llegó con una diferencia de catorce tantos (9-23).
Bo McCalebb, que entró desde el banquillo para dejar su habitual puesto de titular a un clarividente Albert Oliver, abrió fuego en el segundo cuarto con una buena penetración sobre la defensa de Luka Doncic. Era imposible que Real Madrid no mejorara sus paupérrimos porcentajes en el tiro, y de la mano de Anthony Randolph fueron engordando su casillero de puntos. Sin embargo, el equipo claretiano mantenía una muy buena dinámica en el tiro, y Pasecniks y Kuric acertaban desde más allá de 6,75 para evitar la remontada (19-33, minuto 14). Cada vez que Real Madrid asomaba la cabeza, el Herbalife Gran Canaria lograba anotar.
El espíritu competitivo del conjunto claretiano era sobresaliente una y otra vez para mantener a raya a los campeones coperos y ligueros. Rudy Fernández y Sergio Llull se pusieron de acuerdo para lograr un parcial de 7-2 que sirvió para maquillar el electrónico cuando ambos equipos enfilaron el túnel de vestuario (33-44).
Sobrevivir a Llull
No era un guion inexplorado por este Real Madrid. Les sonaba la música y no tenían ni que mirar a la partitura para saber bailar. Lo dijo el propio Luis Casimiro en el descanso al ser entrevistado. En la propia Copa del Rey el equipo blanco ya había remontado situaciones adversas al descanso. Andorranos, taronjas y baskonistas pueden dar fe de ello y nada habían podido hacer. Tampoco el Herbalife Gran Canaria. Maciulis avisó y Sergio Llull se hizo con el control del choque.
El de Mahón revolucionó el encuentro. Tras un gancho de Báez que colocaba el 36-46, Llull fue dueño y señor del partido. Anotó nueve puntos consecutivos con tres triples y contagió a un trabajador Maciulis, latente toda la tarde, que clavó otro lanzamiento exterior desde una de las esquinas (48-49, minuto 24) para cercar a los claretianos. En poco más de tres minutos de cuarto, parcial de 15-4 para poner algo de cordura al marcador.
Los amarillos, eso sí, no se amedrentaron en ningún momento. El conjunto de Luis Casimiro hizo un trabajo impecable de una seriedad incuestionable. Nadie ganaba allí desde finales de 2015 en Liga Endesa, y el rival era el campeón de Copa del Rey, pero el equipo claretiano se limitó a hacer su trabajo. Volvió a poner tierra de por medio con puntos de Planinic y Salin y, cuando parecía que el Real Madrid iba a encarar el último cuarto con una renta remontable en una posesión, Bo McCalebb firmó cuatro puntos consecutivos para cerrar el tercer acto (58-64).
Felipe Reyes, que en la previa se preparaba para un día de alegría, logró un 2+1 en la primera acción del segundo cuarto. La réplica la puso su pareja de baile, Pablo Aguilar, con un tiro desde el perímetro. El Herbalife Gran Canaria seguía gestionando las diferencias con un aplomo digno de un equipo campeón; no en vano se enfrentaban los dos campeones de lo que llevamos de temporada en el baloncesto nacional.
Un viejo conocido para la afición claretiana, Jaycee Carroll, sacaba su fusil para clavar un triple que significaba el 73-74. En la siguiente posesión, respuesta de Kuric. Y luego, otra vez Carroll. Y luego, otra vez Kuric. Un minuto de intercambio de triples que bien vale una entrada del precio que sea. Un auténtico festival de tiradores capaces de anotar desde cualquier lugar, tras cualquier movimiento. El duelo acabó en 76-80 a cuatro minutos del final.
Quizá no es tan vistoso, pero igual de importante supone el trabajo de Eulis Báez. El capitán logró cinco puntos consecutivos tras dos rebotes ofensivos (77-85, minuto 37) que casi suponían la puntilla al cuadro blanco. Llull intentaba mantener a los suyos en la lucha por el triunfo pero Oriol Paulí selló la victoria isleña con un triple a tabla que desató la locura en los varios aficionados grancanarios que poblaban las gradas del WiZink Center.
El último minuto y medio fue una fiesta para ellos y para el equipo claretiano, que tras la dura derrota copera se da un chute de moral y ánimo para afrontar el doble enfrentamiento de esta semana ante el potente Hapoel Jerusalén en los cuartos de final de la 7Days Eurocup.