Tras una primera mitad igualada, MoraBanc Andorra fue superior en todos los aspectos del juego en una segunda parte sin historia.
Tras una difícil semana debido a las lesiones sufridas en el exigente duelo europeo ante UCAM Murcia, Luis Casimiro pudo disponer de los trece jugadores y fue Ryan Hollins quien, por decisión técnica, no se vistió de corto. La otra novedad fue la de Oriol Paulí como alero titular.
Los cambios, en primera instancia, parecieron salir bien. Herbalife Gran Canaria saltó a la pista entonado y concentrado. McCalebb sumaba los primeros puntos con un tiro en suspensión y en la siguiente defensa Oriol Paulí se anticipaba en la línea de pase para robar y anotar a placer. Los compases iniciales del encuentro siguieron una tónica de claro dominio local. Los amarillos, desde la buena defensa, abrían brecha en el ecuador del cuarto (12-5, minuto 5) con dos tiros libres de Paulí.
Una canasta en contrataque de Sasu Salin tras robo disparó la diferencia hasta los nueve puntos. Los isleños se mostraban superiores sobre el parqué pero no lograban encontrar el acierto exterior. Y sí lo hicieron los de Peñarroya, que consiguieron recortar terreno antes del final del cuarto con dos triples de Jelinek y Antetokounmpo, muy activo en ambos lados de la pista (20-17).
Hendrix abrió fuego en el segundo envite con un bonito gancho tras un elegante juego de pies. Kuric le siguió con un triple para volver a acercar la diferencia a los dobles dígitos. Sin embargo, fue el preámbulo de unos minutos de desasosiego amarillo. El equipo de Casimiro abusaba del tiro exterior y apenas Kuric, y Oliver tras dos fallos, conseguían acertar. Schreiner igualaba el marcador con, cómo no, un triple (27-27, minuto 14) que suponía un parcial de 2-11.
La defensa andorrana ahogó un ataque amarillo sin ilusión, robótico y poco alegre. De un 33-29 alcanzado con un triple de Kuric se llegó a un 33-39 que obligó a Luis Casimiro a pedir tiempo muerto. Salin, con un triple, hizo que lloviera un poco menos (36-39).
Desaparición
La diferencia al descanso era de solo tres puntos pero las sensaciones de uno y otro equipo no podían estar más distantes. MoraBanc Andorra estaba en clara línea ascendiente, consciente de que tendría opciones de sumar su primer triunfo en una pista grande; Herbalife Gran Canaria se topaba una y otra vez con el hierro de la canasta y añoraba ya el sonido de la red.
Ambas dinámicas se vieron refrendadas con las primeras acciones del tercer cuarto. Fue como un partido totalmente nuevo en el que MoraBanc Andorra, simplemente, arrasó a un Granca que no dio con la fórmula no ya de ganar, sino de al menos competir.
La primera y única canasta de la tarde de Royce O’Neale significaba el 43-43 y el último atisbo de vida del conjunto isleño. A esa canasta, lograda cuando faltaban todavía más de cinco minutos de período, le siguió un terrorífico parcial de 2-19 que aniquiló la esperanza local. MoraBanc Andorra se mostró más intenso, más listo en la lucha por los rebotes, con mayor acierto en el tiro, con más ganas y alegría en el juego. Entraron tiros forzados, pero acabaron el cuarto merecidamente con una abultada renta de diecisiete puntos (45-62).
Y no usaron la diferencia como colchón, sino que la fueron aumentando. Llegó a superar durante gran parte de los minutos del último cuarto la veintena y de poco servían los esfuerzos de un voluntarioso Albert Oliver, ni de un Darko Planinic que volvió a ver acción tras varios minutos. La parroquia del Gran Canaria Arena intentó animar a los suyos pero acabó, al mismo tiempo, aplaudiendo el desempeño de un gran MoraBanc Andorra, que sumó un valioso triunfo de solera.