Sin palabras. El Herbalife Gran Canaria tumbó al Valencia Basket por 78-83 en un duelo decidido en los últimos instantes tras un partido de coraje y lucha.
Salió inspirado Sasu Salin, autor de cuatro de los primeros siete puntos amarillos. Con él, el Herbalife Gran Canaria obtuvo las primeras ventajas del encuentro ante un Valencia Basket que, poco a poco, iba encontrando su ritmo.
Y no tardó el cuadro de Pedro Martínez, sobre todo por las facilidades en el rebote de los grancanarios. Dubjlevic y Hamilton hacían mucho daño en la pintura, anotando muchos puntos en segundas oportunidades y castigando a los claretianos. Valencia Basket llegó al final del primer acto mandando por diez puntos (26-16).
La diferencia llegó a ser de doce tantos después de la canasta de Lucic que abrió el segundo cuarto. Era en la primera posesión del período y la marea amarilla empezó a gritar «¡Sí se puede!». Y lo oyeron perfectamente DJ Seeley y Pablo Aguilar. Ninguno estuvo en la Fonteta, y en la Copa quisieron ser el factor diferencial. Tres triples suyos lanzaban a los amarillos (28-25, minuto 12) y obligaba a Pedro a pedir tiempo muerto.
Pero el parcial no solo paró sino que incrementó. E incrementó. Seeley y Aguilar fueron claves y elevaron el parcial hasta un 0-21 que ponía nueve de diferencia (28-37, minuto 15).
En la segunda mitad del cuarto, el Valencia Basket reaccionó jugando con paciencia, forzando faltas y siendo agresivos en ambos lados de la pista. Así, antes del último bocinazo, consiguieron igualar con buenos minutos de San Emeterio y Rafa Martínez (42-42).
Y se escapó de nuevo el Valencia Basket en el tercer acto. El Herbalife Gran Canaria cedió nuevamente muchos rebotes en su aro, y los valencianos intentaban abrir brecha. Y lo lograron tras un palmeo de Sikma (55-46, minuto 25) que disparaba a un equipo taronja intenso. Demostrando, minuto a minuto, ser el líder de la Liga Endesa, el cabeza de serie de la competición y uno de los grandes favoritos.
Pero de eso poco o nada entendía el Granca, que apuraba sus opciones con un inspirado DJ Seeley y la intendencia de Eulis Báez. Coraje y sudor para volver a acercarse en el electrónico; justo antes de que Shurna clavase un 2+1 cerca del final del cuarto para mandar a Valencia Basket con ocho de ventaja a diez minutos del final (65-57).
Dubljevic estuvo imparable y un gancho suyo ponía la diferencia en dobles dígitos (67-57, minuto 31).Y cuando, de nuevo, las cosas parecían muy oscuras, la Marea Amarilla bramó «Sí se puede, sí se puede». Haciendo caso omiso a tonterías que dicen que es un cántico gafe. Porque el gafe, o la mala suerte, no pinta nada en el baloncesto.
Jugada a jugada el Herbalife Gran Canaria consiguió un parcial de 0-8 con el que se puso a dos (67-65, minuto 34). El cumpleañero Newley se apuntaba a la fiesta con acciones de muchísima garra. La misma que Eulis Báez. Dos de los pocos supervivientes de la clasificación a semis de Vitoria en 2013. Ambos se buscaban con la mirada y se encontraban con el corazón. El enlace amarillo daba vida a un Herbalife Gran Canaria que empataba a poco menos de cinco minutos del final (69-69); nuevo partido.
A 2:51, nuevo empate, este a 71, con ambos equipos conscientes de lo que estaba en juego. Omic lograba anotar tras rebote ofensivo para dar dos de ventaja. Hamilton fallaba de tres, y Xavi Rabaseda clavaba un triple esencial para poner el 71-76 a 1:59 del final.
Pero era imposible que fuera así de fácil. Dubjlevic siguió haciendo daño y anotó un gancho; y tras una técnica por ‘flopping’, el Valencia Basket se acercaba a tan solo un punto. Era 76-77 con 49,1 segundos para el final. Salió entonces la figura de Kevin Pangos. El novato, el base canadiense, sacó la varita para asistir a Rabaseda, que anotó bajo el aro y recibió falta. Falló el tiro libre, pero luego el Valencia Basket fue incapaz de anotar.
Pangos cogió el balón suelto que escupió el aro. Cerca del parqué. Recibió falta y Báez, consciente de que la semifinal estaba ahí, que la podía tocar, dio media vuelta y ahogó el sollozo. A punto estuvo de llorar y el novato que se hizo hombre fue a tranquilizarle. Kevin Pangos finiquitó el triunfo con dos tiros libres para el 78-83 definitivo. La locura. La divina locura. La bendita condición de ser del Granca.