El presidente del CB Gran Canaria, Miguelo Betancor, ha querido agradecer la implicación del mundo del deporte en el apoyo a Kyle Kuric con esta columna publicada hoy en la prensa escrita de Gran Canaria.
El deporte supone un constante torbellino de emociones y más allá del resultado de un encuentro, vibramos con el estilo de juego de nuestro equipo, con una defensa activa y potente, diríamos que agresiva, con una gran canasta, con una jugada hermosa aunque no acabe en el aro, con el fallo imprevisto aunque recompensado con el aplauso cómplice de una afición que conecta con el empuje y la garra de un jugador en un momento puntual.
Saber controlar las emociones resulta fundamental, pues más allá del fin último de la victoria ansiada, el baloncesto traspasa las fronteras de la cancha de juego. Emociones colectivas que se han visto aflorar con la enfermedad de Kyle Kuric, por el que las redes y los medios de comunicación se han visto desbordados: llamadas de periodistas, empresarios, aficionados, directivos, etc., mensajes muy emotivos que han provocados nervios en el estómago, lágrimas de compañeros y jugadores del Gran Canaria en apoyo a un profesional comprometido, de gran fortaleza mental y coraje físico, cuya pasión por jugar y vivir ha tenido como respuesta que toda una liga ACB se haya volcado con el deportista en estos momentos difíciles, una situación que nos dignifica y une a todos en la adversidad.
Pero el nombre de Kyle ha traspasado el mundo de la canasta y en otros contextos deportivos como el fútbol, la U. D. Las Palmas ha firmado una camiseta con todos los integrantes de la plantilla que muestra este gran valor del deporte como herramienta de convivencia. El sentimiento de ser amarillo ha cruzado el límite físico y deportivo, creando un halo de sentimientos, una nueva forma de entender el deporte y de transmitirlo. Como bien señala Robert Plutcnik, creador del concepto “la rueda de las emociones”, la función social de tales expresiones emocionales ha encontrado la interacción con los demás sin reservas. Estamos hablando de inteligencia emocional, donde hemos podido observas que ante este partido y ante este triple vital nadie se ha escondido; todos han trabajado en equipo; han querido sumar y no restar.
La cultura posmoderna, con su visión de la vida de manera global, en la que apreciamos situaciones de desconfianza, baja autoestima y violencia, en ocasiones nos muestra el lado amable del deporte como elemento de unión y cohesión. Desde el punto de vista del marketing, “la economía de la atención” señala que los cuarenta minutos de un partido, dividido en cuatro cuartos de diez minutos, puede atraer una cuota de pantalla muy alta si el juego resulta espectacular. En el partido frente al Manresa no se buscó la audiencia sino algo que no podemos permitirnos el lujo de perder: la unión y el apoyo en lo personal.
Hay que dar las gracias a todos los que se han comprometido de una u otra forma con este gran partido, el de la vida, con Kyle, con su familia, con los que lo quieren como jugador, como amantes del deporte. Realmente, Kuric ha conseguido el gran triple de excelente jugador, que nos hace saltar del asiento y aplaudirle, que ha producido una unión de todos, amigos y rivales. A todos quiero dar las gracias por tanta generosidad y sensibilidad.
Como canarios nuestros padres nos educaron en el agradecimiento ante tanto apoyo recibido. Por una vez, el partido nos ha unido y no separado.
Al lema muy anglosajón de que estamos contigo (we are with you), yo añadiría una expresión canaria que todos comprenderán enseguida; de la calima, ese polvo en suspensión que nos enturbia el aire, con Kyle hemos convertido la calima amarilla en algo sano, abierto, transparente, que lejos de perjudicar a nadie, nos enriquece a todos. Cuando muchos leímos el trance que pasaba el jugador, nos sentimos atemorizados, “desalados”, de cuál sería su desenlace.
Hoy, tras la reacción y las muestras de apoyo, nos sentimos “privados”, muy contentos. Su caso representa el triunfo más emotivo del Gran Canaria, “lo más”.